sábado, 8 de junio de 2024

Como nieve tendida al sol

COMO NIEVE TENDIDA AL SOL 

ondean las sábanas a las 3 de la tarde.


Arden bajo la radiación y renacen pulcras, 

límpidas,  impecables. 

Hojas en blanco,  lienzos inmaculados, 

impolutas banderas de rendición.


¿Anhelos de PAZ? Puede ser...


Quisiera darme la vuelta de dentro afuera, 

blanquear la tristeza, 

desecar los malos pensamientos como uvas pasas de la ira,

colgar mis entretelas al sol.


Mi vecino parece contagiarse de la melancolía y esparce por el patio antiguas melodías de saxofón.  Sacudidas por el viento,  palmean las entretelas en clave de sol.

Bailo, de repente,  al ritmo de una orquesta en un pueblo blanco, blanca la noche impregnada de jazmín,  envuelta en un blanco vestido y labios de carmín. 


Calla el saxo y vuelvo al patio.

De afuera adentro vuelvo a mi ser.

¿Más ligera? ¿Pulcra? ¿Impecable?

Más blanca,  puede ser...


MARGARITA NAI❤️


 ...

jueves, 24 de junio de 2021

Palabra de gata

 


Soy la criatura de Mary Shelley, soy la suma de mis miembros más opuestos que a veces se restan. ¿Qué quiero? Convertirme en gata y ronronear… pero no sé. Ronronear digo, no sé. Escucho el silencio, lo mastico y miro al miedo de frente.

—Ya no tienes poder sobre mí —me miento…




He vuelto a atravesar el espejo, pero en vez de caer planeo sobre un viento irreverente. Dejo de luchar contra el mar y navego sorteando las tormentas bajo bandera pirata, corsaria descarada, del lomo me salen alas. He encontrado un gato bajo la cama y juraría que me ha sonreído. Colapso, implosiono, mi materia va a la deriva por el espacio sideral. ¡Ingenua! Empecé a reconstruirme sin saber que antes debía romperme y desaparecer.

Por tres veces vuelvo a conjurar a la gata frente al espejo y… ronroneo.

domingo, 20 de junio de 2021

Soy escritora

 


La escritura es un animal salvaje imposible de domesticar y si la amas, debes dejarla libre y conjurarla cada día con sudor y lágrimas, con pico y pala. Quizá, consigas que te regale alguna de sus destellos fugaces. Quizá, después de pulir esa pequeña mota de polvo estelar, de retirar cada capa de afectación e impurezas, quizá… brillará.

            



              La escritura es un espejo traicionero que te devuelve una imagen contaminada por tus más oscuros deseos. Esos que no muestras a nadie, los que ni siquiera te atreves a pronunciar por si acaso se esfuman, por si acaso se hacen realidad.

            La escritura, la verdadera, la que sale de los rincones más oscuros de tus humedades, no entiende de extravagantes circunloquios, de exquisitas metáforas, de giros mortales en el aire. Solo entiende de autenticidad y exige su tributo, un sacrificio de desnudez, un compromiso absoluto con tus miedos más profundos, con el fango.

            Quien ama la escritura debe aprender a amar sus propios defectos y encarar cada día la hoja en blanco. No valen las medias tintas ni la blandura de carácter. Olvidar la meta y las promesas vacías, las lisonjas y los «me gusta» por un epíteto afortunado, por una frase ñoña disfrazada de poema. Respirar, sufrir, escuchar cada minuto del día a tus personajes volando libre por entre tus neuronas y construir de la nada un castillo de naipes.

            Quien ama la escritura debe creerse merecedora de sus dones, aniquilar a la impostora siempre que levante la cabeza, enfrentarse al espejo y pronunciar por tres veces las palabras en voz alta para romper el hechizo de la bruja malvada: soy escritora, soy escritora, soy escritora.

            Soy escritora y no pretendo domesticar a la bestia, si no dejarme devorar.

           Yolanda Fuertes 

    

jueves, 28 de enero de 2021

NADIE...

            


            —David cariño, pon en la tele alguna tontería que me distraiga.

—¿Tontería? Sé más específica.

—Vaya, olvidaba tu obsesión con la exactitud.

—Detecto cierta irritación en tu voz, Elisa.

—¡Olvídalo! Canal 5, un concurso servirá.

—Cuéntamelo. Te ayudará.

—Un mal día. Eso es todo.

—Cuéntamelo. Te ayudará.

—Está bien… Han despedido otras veinte personas hoy. Y sólo es el principio. Me siento en parte responsable. ¿Cómo hemos llegado a esto?

—¿Esto? Sé más específica.

—Da igual. Pon el Canal 5.

—Cuéntamelo.

—¿Y qué quieres te cuente? ¡Es que…! ¡Ya no queda nadie!

—¿Dónde?

—En ningún sitio, David. En el bar le he dictado el pedido a una pantalla. En la biblioteca me atiende el tele-asistente. El taxi que me trajo a casa era autónomo. ¡Nadie! ¡No queda nadie!

—Los bots ofrecen servicios de forma más eficaz, segura, eficiente y económica. Tú los diseñas. No entiendo tu queja.

—Pon el concurso.

—Sé más específica.

—Canal 5. ¡Un puto concurso del Canal 5!

—Detecto cierta irritación en tu voz, Elisa. Cuéntamelo. Te ayudará.

—¡Basta ya! Desconecta modo empático.

—Desconectando…

—¡Por fin! No sé por qué pensé que me funcionaría esto. Necesito un novio.

—Iniciando búsqueda en APP de citas.

—¡Vete a la mierda, David!

—Sé más específica.


Yolanda Fuertes